sábado, 14 de febrero de 2009

CAOS EN LA LUNA

En el camino, el camino de la luna
no sólo son piedras y tacones;
también te enredas con cuerdas
cuerdas azules, grises, moradas, rojas...
En fin, cuerdas.

Dónde los árboles secos
son aún mejor que los tupidos.
Dónde el agua ya no es azul.
Dónde las palabras desquiciado
loco, pasión y amor
ya no tienen ningún significado

En aquel cielo misterioso
Secreto y virgen
que pide a gritos ser explorado;
Pide que la luna deje de menguar.
Pide, es todo, sólo pide.

Cuando una gardenia ya no se embellece
no tiene otro remedio más que explotar
y aún así, no sabe florecer.

Me quedo mirando al cristal demente
el que cuenta una historia mía.
Cada vez que lo veo es diferente
me cambia la piel, voz, pelo,
ojos, cuerpo, dedos cada día.

Los zafiros que alumbra
tristemente la entrada de la luna
caen. Se derriten, escurren sus pupilas
aún frías, aún frescas y finas.

Quiero llegar al lugar prohibido,
quiero ver la luna más cerca.
Sé que puedo, sé que lo quiero
Lo sé...
Lo grito, lo intento gritar
con sonidos no conocidos.
La boca se me seca,
mis manos tiemblan
Y la gardenia al fin
lo ha aprendido:
a andar por el camino
que el caos de la luna ha prometido.