Juego a ver la luna
y ver tu reflejo ahí.
Juego a leerte
las líneas de tus manos,
y tú a mirarme.
Juego a detener un río
con nuestras manos unidas.
Juego a que tus labios
Son como una copa de vino.
Juego a verme
en dos estrellas verdes
y tú a mirarme.
y ver tu reflejo ahí.
Juego a leerte
las líneas de tus manos,
y tú a mirarme.
Juego a detener un río
con nuestras manos unidas.
Juego a que tus labios
Son como una copa de vino.
Juego a verme
en dos estrellas verdes
y tú a mirarme.
Juego a mecerme
en tus brazos de sauce
que al empezar a rodearme
siento tu ardor
como fríos espejos
que al reflejarnos,
como panteras, se trozan.
y tú a mirarme.
Juego que en esta noche
la luna es mi testigo
y que tu juegas a mirarme.
1 comentario:
Hola Eliza (He leido algunos comentarios del blog y asumo que ese es tu nombre, Corrígeme si estoy equivocado). Como ya lo dije, me dí una vuelta por tu bitácora y pude leer algo de lo que escribes. Veo que eres un ser nocturno y que tienes cierta preferencia por la luna. En tu poemas es algo muy evidente.
Los mayas vinculaban la luna con la mujer y el sol con los varones. Según ellos, era difícil (sigue siendo) predecir la hora en que saldría la luna o como se comportaría durante las noches o su trayectoria, por eso hicieron una comparación de la luna con la mujer y el sol con el hombre, por que a diferencia de la luna, el sol es más fácil predecirlo en sus movimientos.
Yo creo que además de ser una amante nocturna también eres como la luna, que va y viene, que no tiene trayectorias predecibles y nunca se sabe la hora en que aparecerá en el cielo, si aún con el sol del otro lado, o ya con las estrellas reunidas esperando su llegada.
Saludos cordiales.
PD: Gracias por visitar mi blog. no habia podido hacer lo mismo en el tuyo, hasta ahora, una disculpa.
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