lunes, 25 de enero de 2010

EL CASTIGO DE BATHORY

UNA LEYENDA MEDIEVAL



Elizabeth (isabel) Bathory, conocida como "La condesa sangrienta". Por un gran número asesinatos, más de 600 doncellas aproximadamente, es conocida su leyenda. Creía que econ la sangre humana podia prevalecer su belleza. Falleció un 21 de agosto del año 1614.

PERSONAJES:
CONDESA DE BATHORY
SIRVIENTA




Esta la condesa BATHORY sentada escribiendo. El lugar es un tipo de estudio.

Sirvienta: (Entra corriendo) Condesa, condesa
Condesa: ¿Qué? Me interrumpes, no ves que le escribo una carta a mi tía.
Sirvienta: Señora, sólo quería decirle lo que ha pasado en el pueblo. Todos hablan de un asesinato trágico de una sirvienta.
Condesa: Y qué, tú estas a mis cuidados, no debes de temer. (Con curiosidad) Pero dime ¿qué pasó?
Sirvienta: Pues en las orillas del pueblo hallaron a una doncella, como de mi edad (Temblorosa con miedo y tomando el brazo de la condesa) degollada y sin gota de sangre.
Condesa: Y ¿saben quién hizo ese atroz asesinato? ¿O para qué usaron la sangre de Magda?
Sirvienta: (Misteriosa y tartamudeando con respeto) Usted como sabe el nombre de ella, si ni siquiera hallaron la cabe…
Condesa: Calla. Cepíllame el cabello y después vamos allá.
Sirvienta: Sí señora.
Condesa: Me acompañarás a entregarle esta carta a mi tía.
Sirvienta: ¿Y podremos pasar a ver el cuerpo? (con la cabeza agachada) Es que me da curiosidad.
Condesa: (Exaltada) ¿qué quieres verle? Vamos, dime (Tranquila y con mandato) no dejes de cepillarme. Cada día es más difícil hallar a una sirvienta sin morbo, decente. (Se vuelve a exaltar) ¡Dime! ¿Qué te atrae de ese cuerpo seco?
Sirvienta: Señora, no lo sé. (Titubeante pero interesada) Es que nunca he visto un cuerpo muerto ni mucho menos sin cabeza. Tengo curiosidad por saber como se ve nuestro cuerpo por dentro, sin sangre. Ver esas hojas de los árboles manchadas, ver el tajo que quedó marcado en el cuello de ella, ver su pálida piel, los huesos y quiero ver si su alma se va al infierno o al cielo.
Condesa: Toda esa curiosidad que a ti te da, es pecado, tú no debes de fisgonear. La santa iglesia no permite ese tipo de pensamientos. Pero no te acuso porque has sido buena y aún eres necesaria, si no te quemarían viva en la hoguera. (Suelta una leve risa).
Sirvienta: Sí señora.
Condesa: (Mirándose a un espejo) Estoy dejando de ser bella, estoy envejeciendo.
Sirvienta: Más tarde iré por estramonio y mandrágoras al bosque para su piel.

(Comienza a cepillar)
Condesa: Si supiera de un remedio, un hechizo o algo para seguir siendo bella.

(La sirvienta da un jalón al cabello de la condesa)

Sirvienta: (Asustada) Perdone usted, señora perdóneme.
Condesa: (Enfurecida le da una bofetada) Tonta, insolente. (Toca su mejilla como si le hubiera caído sangre).
Sirvienta: Perdóneme señora. (Buscando una excusa para salir de ese embrollo) Pe... pero señora mírese mi sangre le juveneció su piel. No me mate señora, y le daré sangre para que se haga bella.
Condesa: Mm, así que también para esto sirven las personas como tú. ¡Córtate la yema de tus dedos!
Sirvienta: (Suplicante) ¡No me mate!
Condesa: ¡Córtate! (La sirvienta se corta un poco y vierte su sangre a un tazón) ¡Voy a necesitar más!
Sirvienta: Pero puedo morir desangrada señora.
Condesa: ¿Y? Nadie te extrañaría, mírate estas en un mundo bajo, a nadie le interesarías. Es más este caso es igual al de la sirvienta degollada. Puede ser que yo también te degüelle y así me podré bañar en tu sangre.
Sirvienta: Pero señora si me mata ya no tendrá más de donde sacar sangre para juvenecer.
Condesa: ¡Rejuvenecer, tonta! Pero no se te ha ocurrido que puedo contratar a otra doncella y, no sé, que tal si ella es más joven que tú y su sangre me ha de rejuvenecer más que la tuya.
Sirvienta: ¿Y qué haría con mi cuerpo? La acusarían de bruja por usar sangre. Usted misma me dijo que esos pensamientos la santa iglesia no los permite.
Condesa: A ti no. Además, no les importaría tu historia. De cómo fuiste asesinada; es más les gustará ver tu cuerpo igual o peor que el de esa mujer. Atraerás a la gente morbosa, que al igual que a ti les interesa ver como es el cuerpo por dentro, sin vida y con los gusanos carcomiéndose tus pútridas sobras.
Sirvienta: Señora, ya no quiero saber como somos por dentro.
Condesa: Pero ¿Por qué? Si estabas muy interesada.
Sirvienta: Porque he visto en usted más allá del morbo, que en la muchedumbre abunda.
Condesa: Lástima que ahora pienses en eso. Sabes, esto del morbo, es contagioso y ahora yo tengo curiosidad de rejuvenecer con tu cálida y aún roja sangre.
Sirvienta: ¿Cree que me merezca tal castigo por ver un cuerpo degollado?
Condesa: No. Pero debería.

(La condesa abraza por detrás a la sirvienta y con un beso en la mejilla la hace caer ya muerta).

Condesa: Volvemos a lo mismo. Creo necesitar a una nueva criada.








TELóN